Que NO decirle a una mamá que está luchando con la lactancia
Los primeros días de la lactancia materna pueden ser hermosos. Pueden ser dichosos. Pero también pueden ser estresantes, estar llenos de ansiedad y estar llenos de dolor. Pueden ser todas estas cosas a la vez.
La lactancia materna se aprende. Es como entrar a una competencia de baile con una pareja nueva sin que ninguno sepa los pasos.
A veces, aprendes los movimientos a medida que avanzas y encuentras tu ritmo.
A veces, tropiezas y tropiezas por un tiempo.
A veces, te bancas las primeras canciones y luego decides que no es para ti y te sales. Cada una de estas opciones es válida.
Pero cuando estás en la agonía de esos primeros días de la lactancia, aún decidiendo si quieres quedarte en la pista de baile, y tus pezones están agrietados y sangrando y tus senos adoloridos y estás preocupada por tu producción de leche y de algún ducto obstruido y tu bebé está perdiendo peso y no has tenido tiempo para ducharte ni mucho menos cambiarte el pijama, lo último que necesitas escuchar es a tu vecina o a tu suegra o cualquier otra alma bien intencionada diciéndote que "amamantar es natural" y "dale que tú puedes".
Parece agradable, pero no ayuda.
En cambio, apoyar a las mamás que amamantan debería consistir en entender por el proceso que están pasando, hacerlas sentir vistas y escuchadas, permanecer abiertos a sus respuestas y nunca, nunca, ignorar sus sentimientos. En este artículo podrás leer otras frases que las madres que amamantan no quieren escuchar, y qué decir, preguntar o hacer en su lugar.
"Sólo sigue intentando. ¡Tu puedes! "
En su lugar, dile: "Sé que lo estás pasando mal ahora. Estoy aquí para escuchar".
Ofreciendo un alegre "¡tu puedes!" a una madre que está con dificultades con la lactancia puede hacerla sentir aún más culpable de lo que probablemente ya se está sintiendo. En lugar de simplemente pasar por alto sus desafíos o endulzar su experiencia (lo mismo ocurre con "¡esto es solo un problema!"), reconoce el hecho de que lo está pasando mal. Luego, escúchala realmente. Recibir atención puede ser de gran ayuda para una mamá que necesita sacar algo de su pecho.
"Sé que se siente difícil ahora, pero se vuelve más fácil".
En su lugar, dile: “Eso parece muy difícil. ¿Puedo compartir contigo algunos recursos que me parecieron útiles?"
Ese sentimiento de que la lactancia materna se vuelve más fácil en el futuro puede ser cierto, pero subestima los sentimientos que esa mamá está teniendo en este momento, y también puede que no sea más fácil para ella si está lidiando con problemas de producción o con un acople doloroso. No compartas tu propia historia sobre la lactancia a menos que ella pida escucharla, y no ofrezcas reservar una cita con la asesora de lactancia que tu viste a menos que primero le preguntes a esa mamá si es que está dispuesta a hacerlo.
"Amamantar es difícil, pero tú siempre puedes con las situaciones difíciles".
En su lugar, dile: "Veo que lo estás pasando mal. ¿Cómo te puedo ayudar?"
Esta oración es un rotundo no. Demuéstrale que realmente te preocupas haciéndole preguntas abiertas, como "¿cómo te puedo ayudar?" o "¿qué necesitas ahora mismo?" y espera a que ella responda. Incluso si ella desvía la pregunta, haz una nota mental para hacerle una comida o enviarle flores para demostrarle que estás pensando en ella.
"¿Cómo va la lactancia?"
En su lugar, dile: "¿Cómo van con la leche?"
Preguntar sobre la lactancia materna supone que ella está amamantando exclusivamente, y puede que no sea así. En cambio, preguntar sobre la alimentación o la leche en general deja espacio para cualquier respuesta ya que esa mamá puede haber cambiado a extracción exclusiva, a lactancia mixta o puede que solo esté usando fórmula.
Nota al pie: Resista la tentación de expresar sus sentimientos sobre lo horrible que te resultó la extracción o lo cara que es la fórmula. Ninguna de esas opiniones es útil en este momento. Se amable y cambia de tema para hablar sobre el sueño del bebé o lo lindo que es el bebé, siempre es una apuesta segura.
"Estabas destinada a hacer esto".
En su lugar, dile: "No pasa nada".
Decirle que ella “estaba destinada a hacer esto” trivializa los desafíos inherentes a la lactancia materna y puede pasar por alto el hecho de que es algo sobre lo que ella no tiene control, como problemas de producción, o la existencia de una condición médica o problema de salud mental. La lactancia materna debería ser viable tanto para la madre como para el bebé, y si no funciona para una de las partes, no funciona para nadie.
"La leche materna es el mejor alimento para su bebé".
En su lugar, dile: Nada. Toma al bebé. Lava los platos. Dobla la ropa.
No es necesario informarle a esa mamá las últimas investigaciones científicas sobre cuán beneficiosa es la leche materna para su pequeño. La presión involuntaria que viene con ese tipo de declaraciones es fácil de internalizar para las nuevas mamás, y puede hacer que se cuestionen a sí mismas y a sus habilidades si tienen problemas con la lactancia.
Siempre, siempre tienes la opción de no comentar nada. De hecho, lo que esa mamá más necesita ahora es un par de manos extra. Cargar al bebé. Lavar los platos sucios apilados. Doblar la ropa y los swaddles que se desbordan en la canasta de ropa limpia. Siéntate con esa mamá y vean algo sin sentido en la televisión. Trata sólo de estar ahí para ella.
Autora Jessica D'Argenio Waller, MS, CNS, LDN
Artículo original de www.mother.ly, traducido por Happy Mom
La lactancia materna se aprende. Es como entrar a una competencia de baile con una pareja nueva sin que ninguno sepa los pasos.
A veces, aprendes los movimientos a medida que avanzas y encuentras tu ritmo.
A veces, tropiezas y tropiezas por un tiempo.
A veces, te bancas las primeras canciones y luego decides que no es para ti y te sales. Cada una de estas opciones es válida.
Pero cuando estás en la agonía de esos primeros días de la lactancia, aún decidiendo si quieres quedarte en la pista de baile, y tus pezones están agrietados y sangrando y tus senos adoloridos y estás preocupada por tu producción de leche y de algún ducto obstruido y tu bebé está perdiendo peso y no has tenido tiempo para ducharte ni mucho menos cambiarte el pijama, lo último que necesitas escuchar es a tu vecina o a tu suegra o cualquier otra alma bien intencionada diciéndote que "amamantar es natural" y "dale que tú puedes".
Parece agradable, pero no ayuda.
En cambio, apoyar a las mamás que amamantan debería consistir en entender por el proceso que están pasando, hacerlas sentir vistas y escuchadas, permanecer abiertos a sus respuestas y nunca, nunca, ignorar sus sentimientos. En este artículo podrás leer otras frases que las madres que amamantan no quieren escuchar, y qué decir, preguntar o hacer en su lugar.
Qué NO decirle a una mamá que está teniendo dificultades con la lactancia materna
"Sólo sigue intentando. ¡Tu puedes! "
En su lugar, dile: "Sé que lo estás pasando mal ahora. Estoy aquí para escuchar".
Ofreciendo un alegre "¡tu puedes!" a una madre que está con dificultades con la lactancia puede hacerla sentir aún más culpable de lo que probablemente ya se está sintiendo. En lugar de simplemente pasar por alto sus desafíos o endulzar su experiencia (lo mismo ocurre con "¡esto es solo un problema!"), reconoce el hecho de que lo está pasando mal. Luego, escúchala realmente. Recibir atención puede ser de gran ayuda para una mamá que necesita sacar algo de su pecho.
"Sé que se siente difícil ahora, pero se vuelve más fácil".
En su lugar, dile: “Eso parece muy difícil. ¿Puedo compartir contigo algunos recursos que me parecieron útiles?"
Ese sentimiento de que la lactancia materna se vuelve más fácil en el futuro puede ser cierto, pero subestima los sentimientos que esa mamá está teniendo en este momento, y también puede que no sea más fácil para ella si está lidiando con problemas de producción o con un acople doloroso. No compartas tu propia historia sobre la lactancia a menos que ella pida escucharla, y no ofrezcas reservar una cita con la asesora de lactancia que tu viste a menos que primero le preguntes a esa mamá si es que está dispuesta a hacerlo.
"Amamantar es difícil, pero tú siempre puedes con las situaciones difíciles".
En su lugar, dile: "Veo que lo estás pasando mal. ¿Cómo te puedo ayudar?"
Esta oración es un rotundo no. Demuéstrale que realmente te preocupas haciéndole preguntas abiertas, como "¿cómo te puedo ayudar?" o "¿qué necesitas ahora mismo?" y espera a que ella responda. Incluso si ella desvía la pregunta, haz una nota mental para hacerle una comida o enviarle flores para demostrarle que estás pensando en ella.
"¿Cómo va la lactancia?"
En su lugar, dile: "¿Cómo van con la leche?"
Preguntar sobre la lactancia materna supone que ella está amamantando exclusivamente, y puede que no sea así. En cambio, preguntar sobre la alimentación o la leche en general deja espacio para cualquier respuesta ya que esa mamá puede haber cambiado a extracción exclusiva, a lactancia mixta o puede que solo esté usando fórmula.
Nota al pie: Resista la tentación de expresar sus sentimientos sobre lo horrible que te resultó la extracción o lo cara que es la fórmula. Ninguna de esas opiniones es útil en este momento. Se amable y cambia de tema para hablar sobre el sueño del bebé o lo lindo que es el bebé, siempre es una apuesta segura.
"Estabas destinada a hacer esto".
En su lugar, dile: "No pasa nada".
Decirle que ella “estaba destinada a hacer esto” trivializa los desafíos inherentes a la lactancia materna y puede pasar por alto el hecho de que es algo sobre lo que ella no tiene control, como problemas de producción, o la existencia de una condición médica o problema de salud mental. La lactancia materna debería ser viable tanto para la madre como para el bebé, y si no funciona para una de las partes, no funciona para nadie.
"La leche materna es el mejor alimento para su bebé".
En su lugar, dile: Nada. Toma al bebé. Lava los platos. Dobla la ropa.
No es necesario informarle a esa mamá las últimas investigaciones científicas sobre cuán beneficiosa es la leche materna para su pequeño. La presión involuntaria que viene con ese tipo de declaraciones es fácil de internalizar para las nuevas mamás, y puede hacer que se cuestionen a sí mismas y a sus habilidades si tienen problemas con la lactancia.
Siempre, siempre tienes la opción de no comentar nada. De hecho, lo que esa mamá más necesita ahora es un par de manos extra. Cargar al bebé. Lavar los platos sucios apilados. Doblar la ropa y los swaddles que se desbordan en la canasta de ropa limpia. Siéntate con esa mamá y vean algo sin sentido en la televisión. Trata sólo de estar ahí para ella.
Autora Jessica D'Argenio Waller, MS, CNS, LDN
Artículo original de www.mother.ly, traducido por Happy Mom
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